Capitulo 10: Enfrentando la realidad

CAPITULO 10: ENFRENTANDO LA REALIDAD

 

A pesar de la velocidad que llevábamos, las gotas de lluvia estaban empezando a empapar la chaqueta de Raquel, haciendo que mis dedos resbalaran por sus costados.

Mi cabeza daba demasiadas vueltas, incapaz de centrarme y mi respiración agitada había empezado a empañar el cristal del casco.

Lo levanté como pude con la mano izquierda y las pequeñas gotas que golpeaban mi cara con la velocidad parecieron despejarme…¿Qué iba a decirle cuando llegáramos a casa?

 

Cuando salimos a toda velocidad del instituto, el subidón de adrenalina que aún me corría por las venas tenía las cosas muy claras y había planeado pedirle una explicación convincente de todo aquello a Raquel y acto seguido, estamparla contra la puerta de mi casa y devorarla a besos…O tal vez, primero la devoraba a besos y después, si quedaba tiempo, a lo mejor le pedía alguna explicación…

 

Pero a medida que nos acercábamos a casa, el subidón parecía ir remitiendo y encogiéndose en mí, completamente vergonzoso haciendo que mis rodillas se aflojaran de nuevo y el pánico escénico me inundara por completo. Y finalmente cuando Raquel paró la moto bajo el pequeño tejado del porche, sentí que el corazón se me iba a escapar por la boca…¿Qué iba a hacer ahora?

 

Bueno, lo primero era correr, porque la lluvia parecía estar aumentando por momentos y ambas cruzamos lo más rápidamente que pudimos el pequeño porche para refugiarnos bajo el tejado de la entrada. Raquel se apoyó en la puerta, con la respiración agitada por la carrera entremezclada con una risa nerviosa….Al parecer le parecía bastante divertido haberse empapado el pelo y prácticamente toda la ropa.

Yo aún sostenía el casco en mis manos cuando un ligero temblor me recordó que a excepción de mi pelo, prácticamente todo mi cuerpo estaba empapado.

Miré a Raquel directamente, que me observaba con una sonrisa nerviosa y parte de su pelo pegado a la cara. Su mirada se había vuelto turbulenta y por algún motivo, ya no parecía tan segura como había demostrado minutos atrás en la escalera del instituto, cuando bajo la mirada de todo el mundo me había besado como si la vida se le fuese en ello…Ahora sólo la estaba mirando yo y por primera vez la vi vacilar, paseando su mirada nerviosa por el marco de la puerta.

Aquella situación era absurda…Ahí estábamos las dos, en la puerta de casa, empapadas y con el culo helado de frío…Pero ninguna de las dos decía nada.

Pensé que era el momento de sacar el valor de aquel recóndito lugar donde lo tenía reservado y preguntarle a Raquel aquellas dos palabras que me habían estado dando vueltas en la cabeza todo el camino. Cogí aire y le dije:

         ¿Quieres pasar?

 

Raquel volvió su mirada bruscamente hacía mí. No podría decir cual de las dos estaba más sorprendida….¡¿De donde había salido esa pregunta?! Se suponía que yo iba a preguntarle por qué había montado ese numerito en la puerta del instituto, por qué me había besado, ¡¿Por qué?!…Joder, Bea,¡¡ que no es tan difícil la preguntita como para equivocase!! Pero al parecer mi neurona pensante se había ido a por un café en ese momento y mi boca decidió hacer el trabajo ella solita…¡Genial!

 

Sin embargo, Raquel me miró con esa intensidad tan abrumadora, haciendo que por un momento el universo se redujera a ese minúsculo espacio que había entre nosotras y la puerta de mi casa. Raquel avanzó casi imperceptiblemente hacía mí, apenas unos milímetros, pero pareció que hubiese recorridos kilómetros en segundos y de pronto, la tenía de nuevo demasiado cerca de mi espacio personal, provocandome un mareo pasajero y haciendo imposible mirar hacia otro lado que no fuese la tormenta desatada en su mirada.

         ¿Adentro?- preguntó Raquel.

 

En otro momento hubiese pensado que era la pregunta más absurda que había oído en mi vida…Evidentemente si le preguntaba que si quería  pasar, era adentro, pero Raquel lo único que estaba haciendo, era alargar lo que parecía inevitable y al preguntar se acercó de nuevo hacía mí tan sutilmente como la vez anterior….Por unos instantes pensé que esta pequeña tortura que a Raquel le divertía tanto jugar era más adictivo de lo que pensaba y que por mí podía haberme recitado palabra por palabra el Quijote si con ello acababa de nuevo sobre mí.

         Claro- mi voz sonó ahogada.

         ¿Estás Segura?

 

Algo en mi interior gritó ¡SI! Tan alto que pensé que los vecinos lo habrían oído y se asomarían a curiosear y pillarían a la hija de su vecina metiéndose mano en el porche con una completa desconocida, pero la presencia de Raquel aún más cerca que la vez anterior hizo que mi cerebro desconectara definitivamente…Lo cual provocó que tampoco saliera una respuesta de mi boca.

Raquel me miraba expectante, con las gotas de agua chorreando por su cara hasta perderse por la comisura de su boca. Y a pesar de que mi mente gritaba millones de cosas al mismo tiempo, un silencio absoluto nos rodeaba…

Y aquel momento perfecto, aquel silencio que precedía una respuesta tan especial…Fue roto por el estridente sonido de un móvil.

 

Ninguna de las dos parecimos reaccionar durante unos segundos, pero de pronto Raquel pareció volver a la realidad y recordó que tenía el móvil en la chaqueta. Parecía tentada de hacer como si el insistente pitido no existiera y seguir con nuestra extraña situación.

         Deberías cogerlo.

 

Raquel me miró no muy convencida pero finalmente buscó en el bolsillo de su chaqueta y sacó un pequeño móvil, cuyo pitido se intensificó. Al menos mientras ella hablaba por el móvil tendría unos instantes para pensar que iba a decirle.

         ¿Diga?- preguntó de mala gana. De pronto, su ceño fruncido, se contrajo aún más- Espera Raúl…¿Qué pasa?

 

Al parecer era su hermano.

         Habla despacio…No me estoy enterando de nada.- Raquel se separó de mí desprendiéndome súbitamente de ese magnetismo cálido que se había creado entre las dos y haciéndome desear que la conversación se acabase lo antes posible. Raquel empezó a pasearse nerviosa por el porche-….Un momento- se paró en seco- ¿Qué quieres decir con que lo han soltado?

 

Raquel se paralizó súbitamente y su piel se tornó más pálida de lo habitual.

         ¿Hace cuanto?- al preguntar le tembló sutilmente la voz. La respuesta la hizo mirar nerviosa hacía su alrededor y de pronto fijó su vista en mí y su mirada desprendía algo bastante parecida al miedo. Ni siquiera se molestó en despedirse, simplemente colgó el teléfono y volvió a guardárselo en el bolsillo.

 

Pareció estar a punto de decirme algo sobre la llamada, pero se lo pensó mejor. Se pasó la mano por la cara, algo agobiada. Empezaba a preocuparme.

         ¿Pasa algo?- me atreví a preguntar. Finalmente volvió a fijar su vista en mí y de pronto toda la calidez que antes desprendían sus ojos, desapareció y su respuesta fue tan fría como su mirada.

         Tengo que irme- Avanzó a grandes zancadas hacía su moto, volviendo a mojarse en el proceso.

         ¡Espera!- le grité.

 

Corrí hacia ella bajo la suave lluvia cuando vi que estaba montándose de nuevo en la moto. Se giró bruscamente hacia mí.

         Vuelve a dentro- me dijo muy seria.

         ¿Qué pasa?

         Nada- dijo arrancando la moto sin mirarme – Y ahora vuelve dentro.

         Pero…

         ¡Bea!- me gritó. A pesar de que intentaba aparentar firmeza sus ojos se veían dolidos y había un deje de temor en su voz.

         Te… Te olvidabas el casco- dije tendiéndoselo y sintiéndome completamente confundida.

 

Sin mediar palabra alguna Raquel se lo puso y salió de allí tan rápido como habíamos llegado.

Me quedé allí sola, bajo la lluvia, sin saber muy lo que acababa de pasar y sin entender muy bien  por qué no la había detenido…

 

Pasaron dos días en los que Raquel no volvió a aparecer por casa, ni por el instituto. Intenté llamarla al móvil, pero estaba apagado. Pensé en mil formas de localizarla, pero realmente me era imposible. No sabía donde vivía, ni tampoco de nadie que pudiese decírmelo. Incluso hablé con el profesor de biología con el que supuestamente estaba ayudándola a hacer el proyecto para la facultad, pero también hacía dos días que no sabía nada de ella. Fueron dos días horribles en los que tan sólo mi hermana, podía hacerme volver al mundo real durante unos instantes, porque el resto del tiempo, todo parecía darme igual: el hecho de que mucha gente me mirase como un bicho raro al pasar por los pasillos del instituto, que no me hubiese presentado al terrible examen de literatura…Incluso el hecho de que Luís, después de haber conectado también conmigo, no me dirigiese la palabra y evitara encontrarse con mi mirada.

Pasé muchas horas dándole vueltas al asunto y repasando mentalmente lo único que pude escuchar de la conversación que Raquel había tenido con su hermano…

Tenía la terrible sospecha de que algo muy malo había pasado para que Raquel se asustara tanto, y si no me equivocaba, estaba relacionado con el hecho de que habían “soltado” a alguien…¿De verdad se refería a que habían soltado a alguien de la cárcel?

 

No podía ni imaginar que oscuro secreto se escondía tras todo esto y que relación podía tener Raquel con la cárcel o con alguien que estuviese encarcelado, pero…¿Qué pintaba yo en todo esto? ¿Por qué no quiso hablar conmigo?

Pero al volver a pensar en los ojos de Raquel, con una expresión atemorizada que nunca antes había visto en ella, me preocupé de verás.

 

Debía tener mucho miedo para haber huido como lo hizo.

Y fue entonces cuando me preocupé de verdad.

 

No fue hasta el tercer día en el que el cielo empezó a despejarse de nubarrones, en el que todo cambió drásticamente.

Estaba en las escaleras del instituto a la hora del recreo. Mi almuerzo olvidado en algún lugar de la mochila, mi pelo revuelto como mi mente y absorta en los mismos pensamientos que me habían agobiado los dos días anteriores, cuando una voz conocida llamó mi atención.

         ¿Puedo sentarme?

 

Miré sorprendida hacía arriba al reconocer la voz de Luís.

Parecía nervioso y miraba de forma furtiva el espacio vacío que había mi lado.

         Claro- Ni siquiera fui consciente hasta ese momento de que no me había dirigido la palabra desde la famosa escenita con Raquel y no supe si realmente estaba enfadad con él por eso o simplemente me daba igual.

         He visto que no estas comiendo- comentó casual, pero aún sin mirarme.

         No tengo hambre.

 

Permanecimos en silencio durante unos instantes. Me resultó una situación bastante incomoda, porque no sabía que decirle y tampoco quería forzar una conversación cuando era él el que había venido a  buscarme. Estuve a punto de levantarme y marcharme cuando su voz me detuvo.

         Lo siento.

 

Pestañeé un par de veces sin entender muy bien a que venía eso.

         ¿Por qué?- le pregunté.

         Por ser un capullo.

 

Eso sólo consiguió sorprenderme aún más…¿A dónde quería llegar? Vi que aún seguía nervioso, sin mirarme a la cara mientras hacía pequeñas bolitas con el papel de plata de su bocadillo.

         Tranquilo, si todo los que alguna vez han sido unos capullos tuvieran que disculparse…¡La cola se saldría del planeta!- le comenté en broma. Él solamente sonrió de medio lado y añadió.

         Me refiero contigo…Me he comportado como un capullo contigo- Y por primera vez desde que había comenzado esta conversación, me miró directamente a la cara.

 

Fui a decir algo pero no me dejó continuar.

         Me caes muy bien ¿Sabes?…Eres una chica muy lista y muy simpática y…muy guapa- ese último comentario me hizo enrojecer levemente- Y bueno…No se…Yo pensaba que como eras tímida, pues por eso no habíamos hablado mucho…y…

         Luís…Me estoy perdiendo ¿Por qué no me dices de una vez que es lo que pasa?

         No se por qué reaccioné como lo hice.

 

Le miré incitándole a seguir.

         Creo que me hice ilusiones ¿sabes?- me dedicó una sonrisa y una mirada soñadora- Por un momento pensé que yo…que tú…- me miró intensamente-  Me gustabas…bueno- se corrigió- Me gustas.

 

Aquella confesión me pilló tan de sorpresa que no pude menos que sentirme halagada. Por un momento no supe si estaba esperando que le contestara algo.

         Luís yo…en fin…

         No, no, si no hace falta que digas nada Está claro que no tengo muchas posibilidades…Al menos en ese campo.- sonrió de nuevo- Al principio me sentó mal…Me sentí estúpido…Pensé ¿Cómo es posible? ¡Tantas chicas locas por mi y la que me gusta juega en el equipo contrario!

 

Rodé los ojos frente a ese comentario…Tuvo que salir a relucir el lado “egocéntrico” de Luís.

         Y supongo que me dio rabia al principio…No podía creer que fueras…que fueras- me miró intentando evitar la palabra

         ¿Lesbiana?- pregunté. Él simplemente asintió como un autómata.

         Sabía que había chicas que lo eran…Chicas de mi edad… De cualquier edad- le estaba costando bastante expresarse- Pero no me di cuenta de que era real hasta que no lo tuve delante- me miró intensamente, algo apenado- Y me di cuenta que en verdad, en mi cabeza, las lesb…- Se paró en seco y me miró. Tomó aire y siguió- Las lesbianas estaban en los bares con enormes camisas de cuadros, eran muy masculinas y llevaban el pelo corto, o sólo existían en las películas porn…

 

De pronto se cayó de golpe y se tapó la boca con la mano. Su reacción me hizo reír.

         No te preocupes- le dije- Se que a los chicos os encantan esas pelis- Y le guiñé un ojo. Al ver que no me había enfadado, pareció relajarse y siguió hablando.

         Me costó mucho asumir que también existen lesbianas de 16 años, guapísimas y pelirrojas- Me miró sonriendo de medio lado a lo que yo solamente pude responder con otra sonrisa- …Me costó asumir, que era real.

 

Miré mis botines sin saber muy bien que decir. Desde luego, parecía que realmente le había costado asumir toda aquella situación…Me hizo sentir extrañamente bien después de aquellos dos días de caos.

         Fui a hablar con Helena…- me dijo. No me sorprendió que mi amiga estuviese metida en todo esto- Ella me abrió los ojos…es genial.

         Si que lo es. Es la mejor amiga que puede existir.

         Y…- vaciló- ¿Tú y yo?…¿Somos amigos?- dijo extendiendo su mano y con una sonrisa nerviosa.

 

Miré su mano unos instantes sonriendo para mis adentros. Al final iba a resultar que Luís era mucho más de lo que aparentaba.

         De verdad…lamento mucho haberla cagado de esa manera…¿Me perdonas?

         No hay nada que perdonar- dije alegremente. Y pasando completamente de su mano extendida, preferí darle un fuerte abrazo al que Luís respondió rápidamente.

 

Me sentí pletórica en esos instantes…Y por muchas cosas: había ganado un nuevo amigo que había demostrado que realmente le importaba lo suficiente para aceptar nuestra relación de la forma que fuese, me había aceptado a mí y, porque no admitirlo, me hacía ilusión eso de tener un admirador ^^.

Le abracé con fuerza, apoyando la barbilla en sus enormes hombros mientras me estrujaba de una forma que me recordó bastante a los abrazos de Helena.

         Oye…- comento medio separándose de mi- ¿Qué hay entre tú y ….?

         ¡Raúl!- grité

         No…- Luís se separó de mi extrañado- Me refiero a la morena de las …- se llevó las manos al pecho y automáticamente se corrigió- …Quiero decir, la de las…las fotos…Raquel.

         ¡No!- le giré la cara hacia el punto en el que yo estaba mirando- ¡Mira!

 

A su espalda y subiendo las escaleras del instituto, estaba Raúl, el hermano de Raquel y mi única posibilidad de contactar con ella.

En menos de 3 segundos me había levantado de la escalera y recorrido los escasos metros que me separaban de mi objetivo.

         ¡Raúl!- le grité. Se volvió sorprendido, pero su cara cambió rápidamente al verme.

         ¡Ah!…Hola…- Miró de reojo el tramo que le quedaba de escaleras hasta llegar a la puerta como si fuera una tabla salvavidas- Lo siento Bea, pero tengo prisa.- dijo enseñándome una carpeta roja- Tengo que entregar esto antes de ir a trabajar porque…

         Por favor- le corté- Necesito hablar con ella.

 

Raúl respiró hondo y finalmente se volvió hacía mí.

         Mira Bea, no creo que sea una buena idea…

         ¿Una buena idea?- pregunté sarcástica- ¿Una buena idea?…No Raúl, no tienes ni idea del infierno que han sido estos dos días….- intenté calmarme antes de seguir- Necesito saber que ha pasado…necesito…Necesito saber que ella está bien.

 

Le miré muy fijamente, intentando demostrarle que estaba completamente en serio.

         Se que algo malo ha pasado y necesito hablar con ella…No quiero que me lo explique si no quiere, pero…Necesito verla.

         Bea…- Parecía que iba a ceder, pero negó con la cabeza- No, no…Sabía que esto pasaría si venía…Mira Bea…Ella no quiere hablar contigo.

 

Aquello me dolió, pero no desistí. Aún con las lágrimas quemándome en los ojos seguí insistiendo.

         Mira…No se…no se si he hecho algo mal. No se que es lo que le preocupa o si la que le preocupa soy yo…- Por algún motivo, la mirada de Raúl me indicó que no estaba tan descaminada- Pero necesito verla…Raúl, por favor- comenté casi en un hilo de voz-…La necesito.

 

La mirada de Raúl se ablandó súbitamente, cerró los ojos y tomo otra buena bocanada de aire.

         Se que me voy a arrepentir de esto.

         ¡Gracias!- tuve que luchar contra el impulso para no colgarme de su cuello.

         Dame unos minutos, voy a entregar esto y enseguida vuelvo.

 

Asentí con la cabeza y tras una leve sonrisa, Raúl subió en dos grandes zancadas los escalones que le separaban de la puerta del instituto.

         ¿Qué ha pasado?- Luís se acercó hasta mi.

         Perdona por haberte dejado así… Pero, llevo dos días sin saber nada de Raquel y ahora mismo, su hermano es la única posibilidad que tengo de encontrarla.

         ¿Ha ocurrido algo?- preguntó preocupado.

 

Fui a responder, pero Raúl apareció tan rápido como se había ido y me hizo un gesto de cabeza, indicándome que le siguiera.

         Mañana te cuento- le susurré a lo que él asintió de forma cómplice.

 

Seguí a Raúl hasta un fiat azul aparcado en la calle lateral al instituto.

         Es pequeño pero matón- bromeó refiriéndose al coche.

 

Me senté en el asiento del copiloto y de pronto no supe muy bien que decir. Al contrario que su hermana, Raúl conducía a una velocidad bastante aceptable. Lo miré distraída mientras el maniobraba y sacaba el coche de las tortuosas calles.

A pesar del evidente parecido físico (que no supe apreciar la primera vez que los ví  juntos), Raquel y Raúl no se parecían en nada.

Apenas le conocía, pero se veía a la legua que Raúl era mucho más sociable y pausado que su hermana. Parecía estar seguro de cada movimiento que hacía, pero no en la forma poderosa y abrumadora en la que lo hacía Raquel, parecía más bien que estudiase cada movimiento con tanta precisión, que fuese imposible equivocarse  en ningún momento. Eso le daba una extraña seguridad en si mismo, que llegaba a ser relajante.

Raúl me miró de reojo y me sonrió con sus brillantes ojos.

         ¿Qué?

         Gracias…- comenté débilmente.

         No es necesario. Probablemente tu seas lo que la cabezota de mi hermana necesita…a pesar de todo- hablaba completamente concentrado en la carretera- La primera vez que la oí hablar de ti…En la forma que lo hizo…Supe que traería problemas.

 

Me revolví incómoda en el asiento. Raúl debió captar mis movimientos por el rabillo del ojo porque añadió:

         No, no me refiero a ti…Es ella. Lleva tanto tiempo sin abrirse a nadie, sin compartir nada….Ni siquiera conmigo.- Me miró de refilón- Se lo dije nada más empezar a oírla hablar de ti….”Raqueeeeel, no te líes….Donde tengas la olla no metas la poll…”- de pronto pareció morderse la lengua y volvió a mirarme- Perdón…quiero decir…que si estaba trabajando en tu casa, era mejor que no se hiciera ilusiones…- Hubo una pequeña pausa- De todas formas, ese dicho no es que sea el mejor ejemplo para mi hermana- comentó por lo bajo.

 

Sonreí divertida. Raúl parecía ser un buen tipo.

         No me malinterpretes- continuó- No es que no quiera que Raquel sea feliz…Es que se ha pegado muchos golpes y…bueno, luego está ese otro asunto que…

         ¿Qué?- pregunté curiosa.

         Eso será mejor que te lo cuente ella.

 

Permanecimos un buen rato en silencio, hasta que llegamos a unos viejos bloques de pisos. Raúl aparcó en un pequeño hueco de la misma calle y apagó el motor.

         Bea- dijo mientras daba vueltas a las llaves del coche entre sus dedos- Pareces una buena chica y de verdad creo que quieres a mi hermana…En el sentido que sea- añadió- Pero no quiero que sufra más….Si de verdad la quieres, tienes que ir a por todas- me miró muy serio y supe que estaba dándome la charla de hermano mayor, pero que esta era muy diferente- Porque la cabezota de mi hermana intentará evitar a toda costa que te acerques a ella para que tú no sufras también.

         La quiero- me sorprendí a mi misma porque era la primera vez que lo admitía. Incluso para mi misma- Y lucharé por ella, de eso puedes estar seguro.

 

Raúl sólo sonrió alegre.

         Tan cabezota como mi hermana…¡Genial!

 

Le seguí a través de una larga calle, donde Raúl saludó a un par de personas que salían de la panadería. Nos paramos frente a un portal con el número 15 y Raúl sacó unas llaves de su bolsillo con un montón de llaveros.

El camino desde el ascensor a la tercera planta se me hizo eterno. No fui consciente de que el pulso se me había disparado hasta que no estuve delante de la gastada puerta de madera que marcaba el 3º B.

         ¿Preparada?

         Preparada- asentí y apreté los puños casi inconscientemente.

 

No sabía lo que me iba a encontrar ni tampoco cómo reaccionaría Raquel frente a mi presencia, pero una cosa la tenía clara.

No me iría de allí sin hablar con ella.

6 Respuestas a “Capitulo 10: Enfrentando la realidad

  1. vientos!! que cool que ya hayas publicado estos nuevos capitulos…te juro q ya no aguantaba.

    ¿que pasa con raquel? a quien soltaron??…si voy por el 11.

  2. wow! por fin por fin por fin!!!!! Eres la unica persona que me hace leer tus fics de manera febril… ole por ti, muchacha! ^___^
    ni que decir tiene que esperaremos pacientemente mas 😛

  3. OOOOhhhh siiii!!!! Al fin has actualizado… pero qué veo?… Dos capítulos?!?!?!?!?!?… Has hecho este día el más felíz de mi existencia!!! TT.TT… Está genial como siempre, sigue así…

  4. SI RE BN ME ENCANTA Y ME PARECIO TRISTE LO Q PASO CON RAQUEL, PERO ESPERO Q LAS COSAS SE ARREGLEN ENTRE ELLAS DOS MUAAAAH PIKOS A TODOS… VOY POR EL OTRO CAP..

  5. que paso aqui..?? :O donde estan los capitulos 8 y 9?

    • Fuiste mi ídola de pequeña me encantaron tus historias, tanto es así que han pasado 10 años y me acordé del título de la tormenta que trajo la calma, sin duda los volveré a leer un besito!!!

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